lunes, 19 de noviembre de 2012

Mundial de Tailandia, dieciocho días de fútbol sala

El combinado nacional en Tailandia
Dieciocho días intensos de fútbol sala, goles, derrotas y victorias ponían punto y final a una edición más de la Copa del Mundo de fútbol sala en el Indoor Stadium Huamark de Bangkok ante 8000 personas. Un mundial en el que se ha visto la igualdad existente entre conjuntos de los diferentes continentes y en el que por primera vez, se dieron cita veinticuatro combinados nacionales. Para poner el punto y final que mejor telón de fondo que las dos mayores potencias mundiales de este deporte frente a frente. Respeto y rivalidad a partes iguales. España y Brasil saltaban a la pista, los himnos sonaban. Nervios, instantes previos y los protagonistas inquietos sobre el cuarenta por veinte. El mejor encuentro posible en el mundo del fútbol sala daba comienzo. Los mejores jugadores del planeta sobre el parquet. La batalla comenzaba. Duelo de eternos rivales…
Brasil pentacampeona del mundo
Con una parte para cada bando, España demostró ser superior al rival durante la primera mitad. Defensa férrea y sin fisuras, midiendo con exactitud el ataque en la búsqueda de la mejor opción para conseguir la finalización. Por su parte, Brasil se ahogó una y otra vez durante el primer acto en la presión española. Al descanso, resultado gafas. Cero a cero y lo más destacable a parte del gran juego de los de Venancio, la brutal entrada de Je a Sergio Lozano que quedo impune. En la reanudación el guion cambió. Brasil despertó y tras un intercambio de golpes soberbio, como si de dos púgiles sobre el ring se tratase, el encuentro se marchó a la prorroga. Los goles de Torras y Aicardo para España, y de Neto y Falcao para Brasil dejaban todo por decidir en el tiempo extra. Durante la prorroga el miedo al fallo era evidente. Ambas selecciones defendían en media cancha a la espera de aprovechar el desacierto del rival. Lo consiguió Brasil a falta de diecinueve segundos cuando Neto, con una genialidad digna del mejor jugador del mundial, conseguía batir de forma excepcional a Juanjo tras zafarse de su rival. El sueño de la tercera estrella para España se desvanecía entre un tremendo sentimiento de tristeza y decepción. Las caras de los jugadores lo decían todo. Tras el gran trabajo de conjunto realizado, la forma de caer era cruel e inmerecida para un combinado de jugadores que jamás bajó los brazos. Un combinado serio y exigente que, pese a la derrota, volvió a dejar en lo más alto del fútbol sala internacional el nombre de nuestro país.
Último mundial para hombres como Álvaro, Alemao, Jordi Torras o Kike, nombrado balón de plata del torneo por detrás de Neto y por delante del astro portugués Ricardinho. El capitán español tras la finalización del encuentro solo tenía palabras de ánimo y reconocimiento para todos y cada uno de sus compañeros. Ejemplo de deportividad y liderazgo una vez más del dorsal ocho de la roja. En cuanto al resto de premios a nivel individual, el ruso Eder Lima con nueve dianas se convertía en el máximo artillero de la competición por delante del italiano Roberto Fortino y del brasileño Fernandinho. El guante de oro al mejor cancerbero era para Mammarella. El meta italiano, tras realizar un mundial brillante, conseguía el distintivo de mejor arquero de una copa mundial en la que su selección quedaba en tercer lugar por delante de Colombia, a la que vencía la azzurra en el encuentro por el tercer y cuarto puesto por tres tantos a cero.
Juan Lozano arquero de colombia celebra el pase a semifinales
Una selección cafetera que fue sin lugar a dudas la revelación de este mundial de Tailandia. El conjunto de Fonnegra en su primera participación en una copa del mundo consiguió hacerse un hueco entre los cuatro mejores conjuntos. Algo histórico para el fútbol sala colombiano. Nombres como el del arquero Juan Lozano, Andrés Reyes o Angellott Caro ya suenan en la órbita del fútbol sala internacional cuando hasta hace apenas dieciocho días eran auténticos desconocidos.
Pese al espectáculo del que pudo disfrutar el espectador en todos y cada uno de los encuentros del torneo, el mundial no solo deparó buenas noticias. También dejó algunas no tan positivas, como la grave lesión del jugador argentino de Inter Movistar Matías Lucuix, que le mantendrá alejado de las canchas entre 10 y 12 meses tras sufrir una fractura de tibia y peroné en el encuentro de octavos de final que enfrentaba a su selección, Argentina, frente a la pentacampeona del mundo. Duro golpe no solo para el jugador y su club, sino también para todos los amantes de este deporte y para la Liga Nacional de Fútbol Sala, que pierde para lo que resta de curso, a uno de sus alumnos más aventajados.
Miguel Rodrigo campeón de Asia en 2012
Además, esta copa mundial ha servido para consolidar a los técnicos españoles fuera de sus fronteras. Entrenadores como Miguel Rodrigo en Japón, Luis Fonseca y Carlos Coronas en Kuwait, Jesús Candelas en Irán, o Pablo Prieto en Libia, son  algunos de los ejemplos más claros de que el fútbol sala no conoce límites. El idioma del balón dentro de la cancha es cosmopolita, y los técnicos nacionales gracias a su entendimiento en la materia, exportan cada vez más lejos sus conocimientos. Actualmente y pese a que muchos lo desconozcan, el fútbol sala español está en auge, como lleva haciéndolo durante los últimos veinte años. Ya no solo somos bicampeones del mundo y pentacampeones de Europa, si no que gozamos en territorio nacional de la mejor liga del mundo. A día de hoy, los entrenadores españoles son los más laureados a nivel internacional, y están ayudando al crecimiento del fútbol sala en países en los cuales el hermano pequeño del fútbol hasta entonces era un gran desconocido.
Quizá España no luzca tres estrellas durante los próximos cuatro años en su camiseta oficial,  pero la sensación de grandeza que desprendió el combinado nacional durante su estancia en Tailandia fue descomunal. Extraordinarias sensaciones que se llevan a una generación de jugadores para el recuerdo, como ya ocurrió con los héroes de Guatemala en el año 2000, o los de China Taipei en 2004. Pese a ello, la selección no queda huérfana. Hombres como Sergio Lozano, Miguelín, Aicardo o Lin, son el relevo generacional de un equipo que ya piensa en escribir con letras de oro un nuevo capítulo en las páginas del fútbol sala mundial. Hasta entonces, seguiremos disfrutando…
twitter: @gabrihdez17

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